La hora del cuento: La lectura, una experiencia de aprendizaje creativo.

Desarrollar actividades para niños de manera interdisciplinaria y artística es importante al estar relacionado con su desarrollo integral. No solo estimulan diferentes áreas del conocimiento, sino que también fomentan habilidades cognitivas, sociales, emocionales y creativas. La interdisciplinariedad supone un desarrollo infantil equilibrado y enriquecedor, proporcionando un entorno de aprendizaje dinámico que prepara a los niños para enfrentar de manera efectiva desafíos, fomentando habilidades, ampliando la percepción y desarrollando la capacidad creadora.

El abordaje de este tipo de actividades es la apertura al pensamiento crítico, la resolución de problemas, la expresión creativa e innovadora, el desarrollo emocional y empático, la posibilidad de adaptación y flexibilidad, aumenta el interés, la motivación, el autoestima y la confianza. ¿Podemos llevar este abordaje a la lectura de cuentos en las infancias tempranas (1 a 8 años de edad)?

“La lectura oral es un acto inherente a la puesta en movimiento del pensamiento” (Evelio Cabrejo-Parra). LEER no solo debe quedar en la oralidad de las palabras impresas en una hoja: la lectura de las imágenes también participa en el relato. Cuando leemos texto e imágenes, indagamos, hacemos conjeturas, análisis de acciones de los protagonistas, e incluso imaginamos qué podría seguir pasando luego de terminado el cuento. Estas acciones implican un movimiento psíquico, que elabora sentidos, desarrolla la imaginación y permite comunicarlos lingüísticamente. Nuestro rol de mediadores en la lectura del cuento, permite acompañar el emerger de la actividad de pensamiento del niño devolviéndole resonancias a medida que el cuento transcurre. “La lectura es reunir las informaciones de la intersubjetividad con las que vienen del mundo interno y con aquellas que el pensamiento del autor ha puesto en escena en el texto” (Cabrejo- Parra), lo que propicia siempre a generar pensamientos nuevos.

¿Cuántas lecturas podemos hacer del mismo?

Qué tal si la primer lectura es la preliminar para volver las otras lecturas siguientes las que movilicen el aparato psíquico-cognitivo. “El arte debe ser la base de la educación (…) con modos no visuales de expresión, como el juego, las invenciones verbales y la música” dice Platón en su tesis. ¿Por qué no concebir al infante como un ser potente y capaz, que requiere propuestas desafiantes que le otorguen sentido y significado a sus aprendizajes (Fröebell, 1826), en las que se vinculen diferentes manifestaciones culturales o artísticas que amplíen su campo de referencia? ¿Qué sucedería si a “la hora del cuento” priorizamos su función lúdica, aumentamos el desarrollo de la imaginación para sea aún más viva la ilusión (Jesualdo Sosa, 1973)? ¿Qué tal si abrimos los canales de la “iniciativa interpretativa” (Umberto Eco, 1987)? ¿Si hacemos caso a Elliot Eisner (2004) cuando dice que “nacemos dotados de un cerebro pero que son las experiencias las que desarrollan nuestra mente”? ¿Si desafiamos a la cultura de la inmediatez y la lectura del cuento dura toda la tarde?

Esto es poder entender la propuesta de lectura dentro del proceso de construcción de la subjetividad del niño a través del cuerpo, invadiendo el espacio y el entorno, activando los sentidos, percibiendo, jugando, “dándole al ambiente el papel de educador” (Malaguzzi, 2001).

Imaginemos entonces, después de la lectura preliminar el cuento, que podamos “sacarle ju(e)go” a cada escena, le pongamos el cuerpo. Qué interesante y enriquecedor sería detenernos en cada escena y pasarlo por el cuerpo, mediar acción, sonidos, tonos y elementos a la historia. Poder avanzar en la lectura, pero traduciendo el texto escrito y oral al lúdico corporal:

  • ¿Habrá una olla en nuestra cocina suficientemente grande para cocinar al
    chancho? La busquemos en la cocina… mmm… la que hay no es tan grande,
    ¿qué podríamos usar? Hagamos de cuenta que el fuentón de la ropa es una
    cacerola gigante…
  • El zorro está buscando los condimentos e ingredientes para prepararle el
    banquete al cerdo: ¿qué canción podría estar tarareando mientras cocina?

Busquemos la representación experiencial de la representación simbólica: la dimensión relacional del arte. “El cuerpo deja de ser el portador del intelecto (…) para convertirse en el lugar de la emoción”. “La movilización del cuerpo colabora en la integración armónica de lo físico en lo psíquico (y viceversa) (…) que se suceden para las representaciones mentales del niño”. La propuesta de explorar vivencialmente el cuento como objeto lúdico, permite expresar, evocar, transformar y elaborar el conocimiento activo a través de los procesos de percepción y acción (Javier Abad Molina).

La lectura creativa preliminar del cuento analiza las imágenes, charla sobre los personajes, supone las posibles siguientes acciones, piensa olores y sonidos, pone en común opiniones, etc; para luego llevar el cuento a la instancia de exploración en otros canales de lectura: habitar el espacio-instalación en donde tanto el niño como el acompañante lector puedan ponerle mucho más que lingüística a la historia, sino recrearla mediante la imaginación y la puesta en escena, explorando elementos, experimentando sensaciones corporales, intercambiando roles, etc.

“Las experiencias corporales, conscientes o inconscientes, favorecen la vivencia del cuerpo. El movimiento facilita una experiencia adecuada de cuerpo, vivenciado y percibido como unidad de pensamiento. De la calidad y cantidad de estas experiencias corporales ofrecidas a los niños, dependerá la forma de acceder a los procesos cognitivos de manera placentera y también operativa. Desde todo el bagaje de experiencias, la corporalidad es la más evidente manifestación que tiene el niño de saber que pertenece al mundo y que el mundo le pertenece”

(Javier Abad Molina, 2021).

Estemos siempre invitados a considerar formas alternativas y creativas de acercarnos a la lectura con las infancias, integrando el juego, la música y la interacción corporal como elementos clave para potenciar el aprendizaje y la imaginación. Concebir a las infancias como seres capaces y ofrecerles propuestas desafiantes, permite que la lectura no solo sea un acto intelectual, sino una vivencia integral que conecta el cuerpo, el pensamiento y la emoción. Que la lectura busque trascender la simple narración, invitando a las infancias a habitar y recrear el cuento, convirtiéndolo en una experiencia vivencial rica y significativa.

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