1.2 El trabajo colaborativo, actitud y habilidad propia de las aulas heterogéneas
¿Qué podremos acercar acerca de cómo favorecer el trabajo colaborativo o cooperativo en las aulas heterogéneas?
El aprendizaje no es sino un conocimiento construido con otros. Por tanto es tarea de la planificación docente generar espacios que en cierta forma abran el campo para la discusión con otros, la resolución de situaciones problemáticas, lograr acuerdos y favorecer la apertura que permita la multiplicidad de perspectivas (Anijovich, Malberger y Sigal; 2007, 41). Esta capacidad del trabajo colaborativo favorece altamente el aprendizaje en la medida que se buscan superar los resultados individuales, se asume la responsabilidad en la medida que se ven estimulados para llevar adelante las tareas asignadas, favorece la comunicación interpersonal a través del intercambio de opiniones, regulan aquellas dificultades que pueden presentárseles a fin de lograr mejores resultados, comparten metas, normas y modos de actuar en el grupo y al mismo tiempo es importante ayudarlos a evaluarse en el trabajo grupal (Anijovich, Malberger y Sigal; 2007, 43).
En este sentido la búsqueda del aprendizaje en forma colaborativa con otros es una oportunidad como lo afirma Chica Cañas:
“El aprendizaje social es una forma de convivencia sociocultural, intelectual y moral donde todos los participantes tienen la oportunidad de desempeñar diferentes papeles para tomar conciencia de la otredad e involucrarse en un proyecto de vida personal. El aprendizaje adquiere relevancia democrática al entender cómo el otro puede aportar y cambiar los procesos cognitivos y metacognitivos con la solidaridad y la cooperación del grupo, constituyéndose en un equipo cualificado y con sensibilidad social. Por consiguiente, el alumno que logre trabajar en equipo tiene garantizado el 50% del aprendizaje en la educación superior”
Chica Cañas; 2010; 172
Las personas que más se relacionan son las más exitosas, pues descubren en las otras personas mundos diferentes de los que se aprende, y con ellas se pueden verificar procesos de aprendizaje bajo diversas concepciones que culminan en un trabajo de decantación y confrontación entre la teoría y la práctica del conocimiento como tal, posibilitando la apropiación de habilidades de pensamiento de orden superior y de un repertorio amplio de estrategias cognitivas, metacognitivas, sociales, culturales, científicas, políticas, económicas y éticas (Chica Cañas; 2010; 173).
Sin embargo estas habilidades mencionadas no se lograrán adquirir de modo ocasional o azaroso en las aulas. Es necesario que estén planificadas en forma sistemática a fines de que junto a los estudiantes se las considere como una habilidad que debe enseñarse y que el alumno logre aprender en tanto esté acompañado en la práctica docente.